SOBRE MÍ


Podría definirme brevemente como aprendiz y servidora en mi tarea de médica naturista, sintergética y educadora en alimentación saludable y temas vinculados a una buena calidad de vida; aunque quiero compartir con ustedes en breve biografía de dónde viene mi pasión por lo que hago.

 

Me recibí de médica en la UBA en el año 1991.

 

La alimentación natural me llamó mucho la atención desde mis 13 años. Supongo que por Influencia de mis abuelos maternos naturistas y mi madre que preparaba todo artesanalmente, aunque fue acompañando la enfermedad de mi padre hasta su muerte precoz a mis 15 años que me determiné a estudiar medicina e inicié mi camino de investigación en temas de alimentación. Mi percepción de que lo que comemos debía participar especialmente en los procesos de salud /enfermedad guió mi sospecha y comenzaron las pruebas en mi laboratorio propio, mi cuerpo.

 

Leía y probaba todo lo que me parecía interesante y lógico alrrededor de la alimentación natural que pudiera potenciar mi salud. En la secundaria entrenaba como seleccionada en atletismo, en carrera de resistencia y observaba cómo influenciaba lo que comía en mi rendimiento. Más adelante, el deporte tomó un lugar importante en mi vida, que cuidé siempre y donde  sigo confirmando cómo repercute la alimentación.

 

A los 17 años conocí a mi profesora de danza moderna y contemporánea, Silvina Ruiz Ocampo, discípula de Fedora Aberastury.  Ella introdujo en mí el concepto de energía que pronto se hizo central en mi vida. Sin darme cuenta en ese momento, empezaba a desarrollar la perspectiva de ver la vida en función de los procesos dinámicos e inteligentes.

 

Ingresé a la facultad de Medicina con la certeza de que era mi camino. Más adelante descubrí que me interesaba la medicina preventiva y comprendí que mi tarea sería la promoción de la salud integral en el acompañamiento de los procesos vitales de mis pacientes.

 

En cuanto encontré la definición completa de lo que para mí es La Salud enfoqué mi dirección.

 

En forma paralela a mi formación, abrevé en otros territorios terapéuticos aprendiendo a desarrollar una mirada más amplia del Ser humano a la vez que recursos de diagnóstico y tratamientos naturales a partir de la medicina tradicional china, la medicina biológica, el irisdiagnóstico, la nutrición y también la práctica de Chi kung, tai chi chuan, kung fu y yoga.

 

Mi carrera estuvo guiada por la necesidad de conocimiento de la naturaleza humana desde la necesidad de conocerme a mí misma mientras maduraba el anhelo de ayudar a los demás. Desde el rol de médica, yo quería participar para que nuestro mundo sea un lugar de paz, donde nos podamos comprender los unos a los otros y vivir en armonía, y sabía que ello iba de la mano de la conquista de La salud.

 

En el transcurso de los eventos de mi vida de relación y las crisis normativas, fui comprendíendo que para conseguir logros importantes debía trabajar duro conmigo misma. Quería tener el “título de humana” a la par del de médica. 


A través de mi propio proceso madurativo y el enfoque en mí como centro de transformación fui ordenándome y desarrollando formas de colaborar con el orden de mis pacientes. Entre tantas cosas, comprendí que mi potencial es enorme, que la historia de dolor familiar no solo no es una condena sino que de allí saco la fuerza que me caracteriza, que no hay nada que cambiar en los demás y más bien agradecer lo que me muestran para verlo en mí misma, que la Salud es una conquista personal, que el equilibrio es relativo y móvil, lo vulnerable que soy,  la importancia de reconocer y aceptar a los otros como a mí misma y la clave de la autoobservación y la escucha atenta. Y como en mí, que esto aplica a los demás. 

 

Conocí al Dr Jorge Carvajal hace 18 años en su primer seminario en Argentina y fue una bendición. Recuerdo mi alegría de sentir que traducía en vívidas palabras mis propios sentimientos alrrededor del Ser humano y la práctica responsable de la medicina. En ese encuentro sentí en cada célula la certeza de que estaba en el camino. Hasta el momento, todo en mi vida había sido preparatorio y yo lo sabía pero no podía definir para qué. La filosofía que sustenta la Sintergética me fascinó y sentí que todo tenía sentido. Y por supuesto, inicié la formación.

 

La filosofía en la que está basada la Sintergética y la estructura con que las cosas están explicadas me ordenó en forma progresiva mientras encontraba respuestas a mis preguntas existenciales. En la medida en que fui descubriendo el orden implícito, todo cobró sentido y resonó con mi sentir más profundo que me acompaña desde niña, que nada sucede al azar, que aunque no lo tenga descubierto todo, todo cuanto acontece tiene un propósito de ser en un contexto mayor y evolutivo en donde yo participo.

 

La Sintergética, con su capacidad integrativa y sintética, me invitó suave y amorosamente (y yo me fui permeando con ella y de ella) dándome herramientas para sondear en las profundidades de mi psiquis y enfrentar mis dinámicas internas.  El ejercicio de autoobservación de mis sentipensamientos y mis acciones consecuentes fue una clave mayor, junto con el aprendizaje de autogestión de las emociones y el estrés.

 

En los últimos 5 años, lo que voy estudiando y aplicando de las neurociencias me permite incluir y hacer síntesis con todo lo aprendido anteriormente.

 

Actualmente, me fascina integrar todo aquello que fui progresivamente estudiando y comprendiendo para hacerlo práctico en la entrega educativa.

Estudiar y aplicar ha sido mi mejor inversión, y en forma continua sigo el interminable camino del aprendiz.

 

Hoy en mi práctica descubro maneras de compartir en el enseñar todo aquello que me sirve y es mi estilo de vida, en la consulta individual, en los grupos de talleres y cursos, y también en mi rol de madre, pareja, hija, amiga, hermana, etc. 

 

Cada día, en cada alineación matinal, vuelvo a elegir y sigo participando en este hermoso contexto mayor que para mí es el ejercicio del Amor. 


Gracias por estar para compartir, intercambiar y evolucionar juntos.

Cinthia.